martes, 27 de diciembre de 2011

Rain Unbrella

No hace mucho, en uno de los talleres que imparto, y mientras conversábamos sobre la influencia de la pintura en la fotografía analizando unos óleos de Magritte, confesé el poder de atracción que ejercen sobre mí las imágenes con objetos repetidos, esparcidos en escenarios reales que adquieren un “aire” surrealista al verse invadidos por el clon de un protagonista. Algunos amigos y alumnos me retaron entonces, también como ejercicio, a realizar la imagen de un paisaje a partir de tres elementos sencillos. El propósito era que también les sirviera como tutorial para aumentar su curva de aprendizaje con algún programa de postproducción de imagen fija como Photoshop.

 © Guillermo Asián

El caso es que recogí el testigo y escogí dos elementos base para la realización de ese paisaje: un paraguas y un cielo nublado. En este caso, y como parte de las prácticas del taller de Iniciación a la Fotografía Digital, he decidido abrir la conversación hasta este blog, mostrando con imágenes cómo se realizó el trabajo.

Una vez escogido el elemento protagonista decidí que recayera sobre él todo el peso de la narración. Las diferentes posiciones del paraguas sobre el fondo intentarían impactar visualmente al espectador.
Como ejercicio me parece muy recomendable para reforzar el sentido de la proporción. En mi opinión, también es una buena práctica para evaluar con criterio el peso y la importancia de los distintos elementos incluidos en los límites de una fotografía, o de una pintura.

 El paraguas, que se estira o se contrae, es un objeto que cae por efecto de la gravedad o que vuela por empuje del viento. Por tanto, si es captado por un obturador en determinada velocidad, tendrá más o menos foco dependiendo del plano donde se encuentre, y también en la imagen final aparecerá más o menos movido dependiendo de la velocidad a la que se traslade. Una vez alterados los distintos clones, y situados en distintos planos, es muy importante conservar la perspectiva en cada uno de ellos, soportando todos los elementos de la imagen un fondo muy abierto que defina el plano general, como en este caso.


La profundidad de campo está tratada por zonas, imitando en lo posible el efecto de la mirada a través de un objetivo angular. En sí es un ejercicio muy sencillo, pero la imagen final tendrá un valor creativo dependiendo de múltiples factores. Es evidente que con estos dos elementos, distintos artistas pueden ofrecer resultados con estilos muy diversos. Al final incluí también una fotografía de lluvia realizada a contraluz.


Talleres de Iniciación a la Fotografía Digital. Información en www.guillermoas.com

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Referentes

Jamás he podido sustraerme a la influencia de la pasión. En  mi profesión, y cómo si de una mano protectora se tratara, la obra de Sieff, Penn, Newton y otros maestros, me ha acompañado durante toda mi existencia. Intentar evitarlo hubiera sido una gran equivocación que quizás me hubiera impedido vivir años intensos en aquel piso enorme en el centro de Madrid, en el que esparcí la fotografía y el amor durante más de 14 años. El aire cosmopolita, el revuelo de la Gran Vía y cierta dosis de peligro en los aledaños no hicieron más que estimularme. La influencia de los grandes maestros me hablaba silenciosamente, pero con nitidez, recordándome cada vez que pulsaba el disparador que debía ser fiel a mí mismo sin caer en la tentación de la moda reinante, que doblegaban el estilo y la convicción a fuerza de talonario. En ocasiones, el diablo ha sido más fuerte que mi ética y he sucumbido al éxtasis fugaz del placer y la gloria de los ilusos,  pero de nuevo el sentido magnético de los polos opuestos me ha reconducido por un camino incierto pero apasionante.
Ahora, una vez recuperado el norte, comienzo una etapa marcada por intensas emociones que vienen a recordarme cuál es el fin de esta carrera: "el ojo es mi  pincel y el lienzo la vida".

 © Guillermo Asián

 © Guillermo Asián

 © Guillermo Asián

Jeanloup Sieff

Jeanloup SieffJeanloup Sieff (París, 1933-2000)  
"Mi compañera de infancia –dijo en cierta ocasión– fue la soledad (un padre desaparecido, el vagabundeo en tiempo de guerra), pero llegué a aceptarla tanto como el dolor que me producía".

La característica más sobresaliente de su trabajo fueron sus fotografías captadas en blanco y negro, realizadas principalmente con objetivo gran angular, y sus dramáticos contrastes en laboratorio. Su estilo muestra la influencia  de la nueva objetividad y quizás cierta tendencia surrealista. Hijo de inmigrantes polacos, nacido en París en 1933, Sieff se sintió atraído por la fotografía desde muy joven, el día que le regalaron una cámara Photax. La fotografía le condujo hasta la pintura, y de esta manera, con influencias de Seurat y de Renoir, investigó un nuevo estilo en su primer libro, Le Ballet, protagonizado por las bailarinas de la Ópera de París. Es entonces cuando desarrolla un talento especial para convertir en arte fotográfico la belleza femenina.
El ballet, el cine y la moda fueron parte de sus temas preferidos. Es posible que  hoy sea mucho más admirado por sus fotografías de modelos semidesnudas, pero su personal iconografía y su romántica puesta en escena destacan, quizás, con más fuerza en las bellas imágenes captadas en los páramos de Escocia y en las fotografías realizadas en California, en  el Valle de la Muerte.  Estoy seguro de que algunos paisajistas con talento, como Ansel Adams, hubieran firmado con gusto esas imágenes. Su obra ha sido premiada internacionalmente, desde Japón hasta Estados Unidos, y se encuentra distribuida por todo el mundo. Aprovecho esta entrada para recomendar encarecidamente el libro
editado por TASCHEN, además muy asequible en precio, que reúne gran parte de su obra.









 Fotografías de Jeanloup Sieff
Vídeo.
http://www.youtube.com/watch?v=xpgnNPC91d0

Romain Laurent. Fotógrafo

Nacido en Francia,  Romain Laurent está especializado principalmente en fotografía publicitaria. 

A pesar de su juventud (nació en 1983), trabaja para algunas de las mayores agencias del mundo realizando impactantes imágenes con las que crea  llamativos efectos visuales, algunos con un peculiar sentido del humor. Fotógrafo de instantes y todo un maestro del retoque, su trabajo es una muestra de ingenio. Su forma de  acercamiento a la fotografía, con una narrativa  refinada, pero fría, está influyendo en toda una generación de fotógrafos jóvenes que ya no observan a los clásicos como referentes de un lenguaje visual intemporal.  
No discuto su habilidad en la postproducción, ni su talento, pero... ¿La buena fotografía publicitaria ya no es relevante si no destaca por su  asepsia narrativa? ¿Tú qué opinas? Yo echo de menos la espontaneidad de Irving Penn, de Helmut Newton, de Richard Avedon, de Jeanloup Sieff... Y de tantos otros que anteponían la luz, el encuadre y la fuerza del personaje a la técnica como base principal de su trabajo. Los tiempos cambian. En una época marcada por pubis rasurados repletos de poros irritados, todo es posible.














Fotografías de Romain Laurent.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Gitanos

Minorías marginadas 

Copia de la nota publicada en Facebook el Martes 29 de noviembre de 2011.

 © Guillermo Asián

Dice el historiador George Borrow que “quizás no haya un país en el que se hayan hecho más leyes con mirasde suprimir y extinguir el nombre, la raza y el modo de vivir de los gitanos como en España”.
En España se cree que llegaron hacia 1415, dispersándose y viajando después por todo el país. Las relaciones entre la población local y los gitanos fueron en general buenas durante el siglo XV.  Sin embargo, a partir de 1469, con la llegada al trono de los Reyes Católicos, la situación cambió radicalmente, presumiblemente a causa de la búsqueda de la homogeneidad cultural en España, lo cual era la característica propia de la unión de las dinastías hispánicas. Las autoridades dieron a los gitanos un plazo de dos meses para que tomaran un domicilio fijo, adoptaran un oficio y abandonasen su forma de vestir y sus costumbres, so pena de expulsión o esclavitud. Se buscaba la unificación de los súbditos en toda la Península, siendo el ideal al alcanzar la centralización del poder político, la existencia de una única religión, una única lengua, una única cultura y, por consiguiente, una única manera de ser. De tal manera, Las Cortes de Castilla de 1594 emitieron un mandato tendiente a separar a los «gitanos de las gitanas, a fin de obtener la extinción de la raza; vaticinando la política de las prácticas de esterilización que seguirían otros monarcas europeos de la Edad Moderna. En 1633, una pragmática negó a los gitanos el carácter de nación y prohibió incluso el uso del término gitano en el reino
Como hemos comentado anteriormente; al principio,  la llegada de los gitanos a la Península Ibérica, fue bien acogida. Vivían con libertad y no sólo no eran rechazados, sino que los campesinos y aldeanos, les miraban con simpatía y comerciaban con ellos. Sus habilidades artesanas, su facilidad para entretener y divertir, eran apreciadas.
Y  es que la sociedad que los gitanos encuentran a su llegada era muy distinta a la que luego se conformó con el fin de la reconquista y la consiguiente unificación de los reinos de Castilla y Aragón. La hegemonía del cristianismo acaba con la convivencia más o menos armoniosa y pacífica entre diversas culturas y religiones (judíos, árabes y cristianos) que es sustituida por el fanatismo y la represión.
En esa situación, los gitanos aparecen entonces como gente peligrosa, difícil de domesticar y de controlar. Su forma libre de vivir y su apego a sus propias costumbres y tradiciones, no sólo no encajaban en la sociedad férrea y homogénea que pretenden los Reyes Católicos (y posteriormente sus sucesores), sino que eran mal ejemplo para unos campesinos y aldeanos reducidos todos a la categoría de vasallos, más o menos resignados a vivir bajo el peso de la cruz y la espada, identificadas entre sí como una única cosa.
Ya no hay lugar para la tolerancia, ya no se acepta a los que piensan, hablan, visten o se comportan de forma distinta. Así, en nombre de la fe, los Reyes Católicos (en adelante RR.CC.) y la Iglesia a través de su “policía política”, la Inquisición, ponen en pie los que han sido hasta hace poco los pilares ideológicos de las clases dirigentes españolas: “Un único y absoluto poder político, una única religión, una única lengua, una única cultura y por consiguiente una única manera de ser y sentir”. A partir de ahí, comienza la represión política contra nuestro pueblo que ha durado hasta hoy.
Un conjunto de leyes, disposiciones reales y decretos que inauguran los Reyes Católicos con una pragmática fechada en Medina del Campo en 1499, que dice: “Mandamos a los egipcianos que andan vagando por nuestros reinos y señoríos con sus mujeres e hijos, que del día que esta ley fuera notificada y pregonada en nuestra corte, y en las villas, lugares y ciudades que son cabeza de partido hasta sesenta días siguientes, cada uno de ellos viva por oficios conocidos, que mejor supieran aprovecharse, estando atada en lugares donde acordasen asentar o tomar vivienda de señores a quien sirvan, y los den lo hubiese menester y no anden más juntos vagando por nuestros reinos como lo facen, o dentro de otros sesenta días primeros siguientes, salgan de nuestros reinos y no vuelvan a ellos en manera alguna, so pena de que si en ellos fueren hallados o tomados sin oficios o sin señores juntos, pasados los dichos días, que den a cada uno cien azotes por la primera vez, y los destierren perpetuamente destos reinos; y por la segunda vez, que les corten las orejas, y estén sesenta días en las cadenas, y los tornen a desterrar, como dicho es, y por la tercera vez, que sean cautivos de los que los tomasen por toda la vida”.
Esa pragmática y todas las que le siguieron hasta nuestros días han sido la cobertura legal de una represión sin límite que los gitanos hemos sufrido durante más de cinco siglos.
Hasta tal punto esto es así que, incluso, las técnicas de esterilización que durante la Segunda Guerra Mundial los nazis practicaron con los gitanos del Este y del Centro de Europa ya las presagiaron las Cortes de Castilla en 1594, con una disposición legal tendiente a separar a los “gitanos de las gitanas, a fin de obtener la extinción de la raza”.
Para entender una causa fundamental y decisiva en la persecución o marginación de los gitanos y de otras minorías étnicas, es necesario echar mano de los procesos de centralización estatal en Europa a partir del siglo XVI, fundamentados en una homogeneización cultural, lingüística y religiosa. Los primeros decretos de expulsión y asimilación en España coincidieron con los de la expulsión de los judíos en 1492 y los de persecución o conversión de los musulmanes españoles.
Las formas de represión de las autoridades y de la sociedad han sido muy variadas, desde la simple marginación y criminalización hasta la muerte, pasando por la sedentarización forzosa, la deportación y el destierro, el castigo corporal y la mutilación, la esclavitud, los trabajos forzados en galeras, la prisión o reclusión en barrios, ghettos, llamados en España “gitanerías”. Para cada modalidad de persecución, las comunidades gitanas de todo el mundo han generado y siguen generando mecanismos y estrategias específicas de supervivencia, ocultamiento, adaptación o huida.
  • Expulsión. Prácticamente todos los estados europeos promulgaron, sin éxito, decretos de expulsión.
  • Deportación. Portugal e Inglaterra utilizaron el traslado forzoso de población gitana hacia sus colonias americanas, lo que contrasta con la política restrictiva de los españoles, que incluso llegaron a prohibir su partida y a obligar el retorno de los ya emigrados.
  • Esclavización. Los gitanos fueron esclavizados en Rumanía y Hungría. La abolición de la esclavitud gitana tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XIX.
  • Asimilación. La legislación anti-gitana española, por ejemplo, ha sido por épocas asimilacionista. Carlos III en 1783 nacionaliza a los gitanos mediante una pragmática que declara a los gitanos como ciudadanos españoles y, por lo tanto, el deber y derecho de los niños a la escolarización a los 4 años, libres de fijar su residencia, o de emplearse, trabajar en cualquier actividad, penalizándose a los gremios que impidan la entrada o se opongan a la residencia de los gitanos. Pero a costa de que los gitanos abandonen su realidad étnica, como la forma de vestir, no usar el caló, asentarse y abandonar la vida errante. En esa misma pragmática se ilegalizará la palabra gitano.
  • Reclusión. Uno de los más negros y olvidados episodios de la historia de los gitanos españoles fue la Gran Redada o Prisión General de los gitanos de 1749. Durante el reinado de Fernando VI, y mediante un plan urdido en secreto y organizado por el Marqués de la Ensenada, se decidió “prender a todos los gitanos avecindados y vagantes en estos reinos, sin excepción de sexo, estado ni edad, sin reservar refugio alguno a que se hayan acogido”. Fueron detenidos casi todos los gitanos españoles, unos 9.000 (otros 3.000 ya estaban en prisión), los hombres enviados a los arsenales de la marina y las mujeres y los niños encarcelados. Sólo serían indultados 14 años después por el rey Carlos III, y algunos no serán liberados definitivamente hasta 1783.
  • Exterminio. Durante la Segunda Guerra Mundial, como otras etnias o minorías, fueron objeto de persecución y discriminación, muriendo miles de ellos en distintos campos de concentración. El número de romaníes europeos asesinados en lo que en lengua romaní se conoce como porraimos (“la devoración”) aún se desconoce con certeza, oscilando las cifras entre 250.000 y 600.000 personas muertas.
Pasados los años; y hemos comentado de pasada ahora mismo se produjo La Gran Redada
 La Gran Redada, también conocida como Prisión general de gitanos, fue una persecución autorizada por el Rey de España, Fernando VI, y organizada en secreto por el Marqués de la Ensenada, que se inició de manera sincronizada en todo el territorio español el miércoles 30 de julio de 1749, con el objetivo declarado de arrestar (y finalmente «extinguir») a todos los gitanos del reino.
La organización se llevó a cabo en secreto, y dentro del ámbito de la secretaría de Guerra. Esta institución del Estado absolutista preparó minuciosas instrucciones para cada ciudad, que debían ser entregadas al corregidor por un oficial del ejército enviado al efecto. La orden era abrir esas instrucciones en un día determinado, estando presente el corregidor y el oficial, para lograr la simultaneidad de la operación. También se prepararon instrucciones específicas para cada oficial, que se haría cargo de las tropas que debían llevar a cabo el arresto. Ni el oficial ni las tropas conocían hasta el último momento el objetivo de su misión. Ambas órdenes iban introducidas en un sobre, al que se añadió una copia del decreto del nuncio (antes mencionado) e instrucciones para los obispos de cada diócesis. Esos sobres se remitieron a los Capitanes Generales (previamente informados), que escogieron a las tropas en función de la ciudad a la que debían dirigirse.
Las instrucciones estipulaban que tras abrir los sobres se mantendría una breve reunión de coordinación del ejército y las fuerzas de orden público locales (alguaciles, etc.). Se sabe que en Carmona, por ejemplo, se estudió la operación sobre el plano de la ciudad, cortando las calles para evitar una posible huida. Tras los arrestos, se cruzaron los datos de los detenidos con los del censo de la ciudad, y se interrogó a los detenidos sobre el paradero de los ausentes, que fueron arrestados mediante requisitoria a los pocos días.
Tras el arresto, los gitanos deberían ser separados en dos grupos: todos los hombres mayores de siete años en uno, y las mujeres y los menores de siete años en otro. A continuación, y según el plan, los primeros serían enviados a trabajos forzados en los arsenales de la Marina, y las segundas ingresadas en cárceles o fábricas. Los arsenales elegidos fueron los de Cartagena, La Coruña y Ferrol, y más tarde las minas de Almadén, Cádiz y Alicante y algunas penitenciarías del norte de África. Para las mujeres y los niños se escogieron las provincias de Málaga, Valencia y Zaragoza. Las mujeres tejerían, y los niños trabajarían en las fábricas, mientras los hombres trabajarían en los arsenales, necesitados de una intensa reforma para posibilitar la modernización de la flota española, toda vez que las galeras habían sido abolidas en 1748. La separación de las familias (con el evidente objetivo de impedir nuevos nacimientos) fue uno de los rasgos más crueles de la persecución.
El traslado sería inmediato, y no se detendría hasta llegar al destino, quedando todo enfermo bajo vigilancia militar mientras se recuperaba, para así no retrasar al grupo. La operación se financiaría con los bienes de los detenidos, que serían inmediatamente confiscados y subastados para pagar la manutención durante el traslado, el alquiler de carretas  y barcos  para el viaje y cualquier otro gasto que se produjera. Las instrucciones, muy puntillosas en ese sentido, establecían que —de no bastar ese dinero— el propio Rey correría con los gastos.
La operación supuso la detención de 9.000 a 12.000 gitanos, lo que causó problemas de ubicación, que fueron solventados sobre la marcha. En cada lugar los hechos se desarrollaron de manera particular. En Sevilla, uno de los lugares más densamente poblados de gitanos de toda España (130 familias), se creó un cierto estado de alarma cuando se ordenó cerrar las puertas de la ciudad y los habitantes se enteraron de que el ejército rodeaba la población. La recogida de los gitanos dio lugar a disturbios que se saldaron con al menos tres fugitivos muertos. En otros lugares, los propios gitanos se presentaron voluntariamente ante los corregidores, creyendo tal vez que acudían a resolver algún asunto relacionado con su reciente reasentamiento.
La meticulosa organización de los arrestos contrasta con la imprevisión y el caos en que se convirtió el traslado y el alojamiento, sobre todo en las etapas intermedias de los viajes. Se reunió a los gitanos en castillos y alcazabas, e incluso se vaciaron y cercaron barrios de algunas ciudades para alojar a los deportados (por ejemplo, en Málaga). Ya en su destino, las condiciones de hacinamiento resultaron ser especialmente terribles, pues por lo general incluían el uso de grilletes.
Según la documentación conservada, la actitud de los no gitanos fue variable. Desde la colaboración y la denuncia hasta la petición de misericordia al Rey por parte de ciudadanos «respetables» (en el caso de Sevilla), lo que es una muestra del variado grado de integración que tenía la población gitana de entonces.
No habrá en la historia de la humanidad un caso tal de persecución contra un pueblo que haya durado tanto y que haya quedado tan impune. Hemos sido, y somos aún, una especie para la que no hay veda.

Fuente: Universidad de Alicante

Canon EOS 5D

La cámara Canon EOS 5D Mark II entre los 100 mejores gadgets de la historia

La revista Time es una publicación semanal desde 1923. Hace poco ha realizado un ranking con los 100 mejores gadgets de la historia dentro de las categorías de entretenimiento, computadores, cámaras de fotos, estilo de vida, comunicación, hogar y salud.

En la categoría de cámaras de fotos, la Canon EOS 5D Mark II fue escogida como una de las innovaciones tecnológicas que más ha cambiado la industria de la fotografía profesional



                                                        Grabar con Canon EOS 5D Mark II 
                                            Canon EOS 5D MarkII HD Video 




Oda a la imbecilidad

That’s illegal!

En Singapur puede acabarse en la cárcel si tiramos un chicle al suelo. En Miami está prohibido beber café en los autobuses. En Escocia no se puede hacer autostop, y la multa es más alta para quien levanta el dedo al borde de la carretera que para quien recoge al mochilero/a.
En muchos países de la Unión Europea no está tipificada como delito la violación dentro del matrimonio. En Suecia es ilegal ‘irse de putas‘, pero no lo es prostituirse. En España se puede fumar un porro por la calle, y en Manhattan por lo mismo te caen dos años de prisión. En Dubai no se puede beber alcohol, pero las bodegas de sus hoteles de 7 estrellas están llenas de licores. Y los minibares de las suites también.
Barcelona prohibe pasear con el torso descubierto, aunque haya 35 grados y 80% de humedad. En la ciudad italiana de Monza están prohibidas las peceras curvas porque provocan un innecesario sufrimiento psicológico a los peces. Aplaudo desde aquí que Italia es el único país de la UE en el que están abolidos los parques zoológicos. Y hablando de peces, la ley autoriza a las vendedoras hacer topless en Liverpool, Inglaterra, pero solamente en negocios de peces tropicales.
En Líbano, el país de los cedros, los hombres pueden legalmente tener relaciones sexuales con animales, siempre que estos sean hembras. Tener relaciones sexuales con machos esta castigado legalmente con la muerte. Nada dicen sus leyes de las mujeres que mantuvieran relaciones con animales (machos o hembras).
En la vecina Francia hay algunas prohibiciones cuando menos insólitas, como por ejemplo besar a alguien en un tren, o bautizar un cerdo con el nombre de Napoleón. En España sí se puede llamar Franco a un gorrino, pero por razones que escapan a mi entendimiento en Granada está prohibido que las mujeres se peinen en los balcones.
El incesto se castiga en Alemania con penas de hasta tres años de cárcel, aunque últimamente hay movimientos que pretenden legalizar las relaciones entre hermanos, si estos son mayores de edad. Es una intromisión inadmisible en el ámbito privado, argumentan. ¿Acaso Calígula no amó profundamente a su hermana Drusila? Bueno, también dormía con su caballo “Incitatus”, cuyo nombre nos da pistas acerca de la relación que mantenían.
La pena para la masturbación en Indonesia es la decapitación… Lo que me lleva a preguntarme qué medios de vigilancia tiene el gobierno indonesio para saber si un ciudadano se está tocando los genitales con intenciones libidinosas (no vale rascarse, simplemente). Durante la era Reagan, en varios estados de EEUU se prohibió expresamente mantener sexo oral, y la incógnita también era esa “¿cómo se enteran los federales de que me están haciendo una felación?”. Pero lo mejor fue que, a raiz del caso Clinton – Lewinsky, entre amplias capas de la sociedad norteamericana ha calado la idea de que el sexo oral no es sexo, es solo oral. Chúpate esa.
Recomiendo expreseamente los descacharrantes vídeos de Danerboe llamados genéricamente como este post “That’s Illegal!” en YouTube, muestran algunas de las leyes más estúpidas de la tierra de Abraham Lincoln.
Para terminar, cabe señalar que no es lo mismo ilegal que alegal, por lo que determinadas conductas pueden ser reprobables pero no suponen delitos. Es el caso de comerse los mocos en la consulta del médico, o tirarse pedos en el autobús durante la hora punta.

Fuente: yorokobu.es

La ceguera

"Miras buscando, a veces con desasosiego, sin percibir la luz que acaricia tu párpado..."
  © Guillermo Asián 
Veinte poemas de amor y una canción desesperada
Poema 10 
Hemos perdido aún este crepúsculo.
Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas
mientras la noche azul caía sobre el mundo.

He visto desde mi ventana

la fiesta del poniente en los cerros lejanos.

A veces como una moneda

se encendía un pedazo de sol entre mis manos.

Yo te recordaba con el alma apretada

de esa tristeza que tú me conoces.

Entonces, dónde estabas?

Entre qué genes?
Diciendo qué palabras?
Por qué se me vendrá todo el amor de golpe
cuando me siento triste, y te siento lejana?

Cayó el libro que siempre se toma en el crepúsculo,

y como un perro herido rodó a mis pies mi capa.

Siempre, siempre te alejas en las tardes

hacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas.

Y yo, minimo ser,

ebrio del gran vacío
constelado,
a semejanza, a imagen
del misterio,
me sentí parte pura
del abismo,
rodé con las estrellas,
mi corazón se desató en el viento.

Es una copa llena

de agua
el mundo.

Pablo Neruda

viernes, 2 de diciembre de 2011

Bon apetit...


 © Guillermo Asián

Imaginemos una ocasión especial, tal vez una cena elegante en el comedor de un palacio renacentista convertido en restaurante, o en un hotel, como tantos en las viejas ciudades de Europa. Lámparas  de lágrimas y candelabros con velas imparten una luz tenue, alfombras mullidas protegen las antiguas maderas del piso, gobelinos de trescientos años cubren las paredes, y frescos mitológicos decoran los techos. Ante las mesas redondas cubiertas con largos manteles y decoradas con orquídeas, se sientan los comensales, de gala, en sillas de respaldos tallados. Rubí y ámbar en las copas, el sonido apagado de las conversaciones gentiles, el tintineo de la plata contra la porcelana....Danzan los mesoneros , sacerdotes de una misa suntuosa, solícitos , irónicos, llevando y trayendo las fuentes con deliciosos manjares. Una pareja ocupa una de las mesas junto a la ventana. Los pesados cortinajes de brocado están abiertos y a través de los cristales se vislumbran los jardines en sombra, apenas iluminados por una luna tímida. La mujer, espléndida, va toda de terciopelo color sangre, con los hombros descubiertos y dos magníficas perlas barrocas en las orejas. El hombre viste de negro, impecable, con botones de oro en la camisa . Mantienen las espaldas rectas y la distanci precisa entre la mesa y la silla, sus gestos son controlados, algo rígidos, como si se movieran en una acartonada coreografía, pero a través de sus gestos estudiados se percibe la atracción mutua como un rio turbulento que amenaza con llevarse todo por delante . Bajo el mantel las rodillas se rozan por azar y ese contacto, casi imperceptible, los golpea como una corriente poderosa; una llamarada iracunda sube por los muslos y enciende los vientres . Nada cambia en sus posturas, pero el deseo es tan intenso que puede verse, palparse, como una niebla caliente borrando los contornos del mundo circundante .  Solo ellos existen. El mesonero se acerca para escanciar más vino. Tiemblan. Ella levanta el tenedor, abre los labios y desde el otro lado de la mesa él adivina la tibieza de su aliento, siente la lengua de ella, moviéndose en su propia boca como un molusco sofocante y terrible. Se le escapa un gemido que , de inmediato disimula tosiendo con discreción y llevándose la servilleta a la cara. Ella tiene la vista fija en la última ostra del plato de su compañero, una vulva hinchada, palpitante, indecente, mojada en leche oceánica, síntesis de su propio desvarío. Nada revela la turbación de ambos . En silencio cumplen con decoro, paso a paso, los ritos precisos de la etiqueta; pero no oyen las notas del pianista animando la noche desde un rincón del salón palaciego, los aturde el estrepitoso huracán del deseo en sus pechos . Fuerzas primitivas se han desencadenado: tambores y jadeos de guerra, un soplo de selva , de  humus , de nardos podridos insinuándose a través del aroma delicado de la comida y el perfume femenino ; imágenes de carne desnuda, de abrazos crueles, de lanzas inflamadas y flores carnívoras  . Sin tocarse, el hombre y la mujer perciben el olor y el calor del otro, las formas secretas de sus cuerpos en el acto de la entrega y del placer, las texturas de la piel y el cabello aún desconocidas; imaginan caricias nuevas, jamás antes experimentadas por nadie, caricias íntimas y atrevidas que inventarán solo para ellos . Una fina película de sudor les cubre la frente . No se miran a los ojos, observan las manos del otro, manos cuidadas que sostienen los cubiertos con gracia, van y vienen entre el plato y los labios, como pájaros. Elevan la copa en un brindis  cargado de intenciones, por un instante las miradas se cruzan y es como si se besaran. Arden, aterrados ante la furia arrolladora de sus propias emociones, ella húmeda, él enhiesto, contando los minutos de aquella cena eterna y , al mismo tiempo, deseando que aquel suplicio se prolongue hasta que cada fibra de sus cuerpos y cada alucinación de sus almas alcance el límite de los soportable, calculando cuando podrán abrazarse, dispuestos a hacerlo allí mismo, sobre la mesa, delante de los mozos danzarines y toda aquella comparsa de fantasmas de gala, ella bocabajo sobre la mesa, las piernas abiertas, sus nalgas de ninfa expuestas a la luz de las lámparas vienesas, clamando obscenidades , él atacándola por detrás entre los pliegues del terciopelo granate, aullando entre los platos rotos, manchados de comida, cubiertos de salsa, chorreados de vino, arrancándose la ropa a tirones, las perlas barrocas, los botones de oro, mordiéndose, devorándose. Aquella visión es tan intensa , que los dos oscilan al borde del abismo, a punto de estallar en un orgasmo cósmico. Y entonces dos mesoneros aparecen junto a la mesa, se inclinan ceremoniosos, colocan ante ellos los platos cubiertos y con gestos idénticos levantan las tapas metálicas .
 Bon apetit ,  murmuran.

 De Afrodita, por Isabel Allende