sábado, 31 de marzo de 2012

Donde no viviremos más




    Fotos.: Guillermo Asián

Cómo marcha el reloj sin darse prisa
con tal seguridad que se come los años:
los días son pequeñas y pasajeras uvas,
los meses se destiñen descolgados del tiempo.

Se va, se va el minuto hacia atrás, disparado
por la más inmutable artillería
y de pronto nos queda sólo un año para irnos,
un mes, un día, y llega la muerte al calendario.

Nadie pudo parar el agua que huye,
no se detuvo con amor ni pensamiento,
siguió, siguió corriendo entre el sol y los seres,
y nos mató su estrofa pasajera.

Hasta que al fin caemos en el tiempo, tendidos,
y nos lleva, y ya nos fuimos, muertos,
arrastrados sin ser, hasta no ser ni sombra,
ni polvo, ni palabra, y allí se queda todo
y en la ciudad en donde no viviremos más
se quedaron vacíos los trajes y el orgullo.

Pablo Neruda

miércoles, 14 de marzo de 2012

Helmut Newton



martes, 13 de marzo de 2012

Los años gloriosos

Corrían los años ochenta y  tocaba aparcar el aburrimiento y el color gris de una transición política todavía en curso, para dar paso a lo que fue toda una revolución cultural en España.

    Antonio Vega. Foto: Guillermo Asián

En Madrid ejercía de alcalde un profesor de universidad, eminente orador y mejor persona. Los jóvenes seguíamos  de cerca la estela de este hombre afable, partidario de darle al pueblo lo que le pertenece: la ciudad. Las fiestas, los espectáculos y la cultura en general inundaban Madrid de la mano de Enrique Tierno Galván, que con sus famosos bandos pasaba de refilón la mano paternal de un alcalde que se hizo amigo de todos.
Mientras tanto, Jesús Ordovás en Radio España, o Paco Pérez Bryan en Radio Juventud, entre otros muchos, impulsaban la música que le pondría sonido a la banda sonora de una época que exportaba creatividad más allá de nuestras fronteras. El escenario del arte eclosionaba con energía, de la mano de creadores de todo tipo: la pintura y el cómic con Ceesepe, el Hortelano, Javier de Juan, entre otros muchos; la literatura con Gregorio Morales, Luis Antonio de Villena y otros tantos; la música con  múltiples bandas de pop y de rock como Aviador Dro, Los Secretos, Alaska y los Pegamoides y otros muchos; el cine con Almodóvar, Trueba, Colomo...
Antonio Vega, que después de formar parte de Nacha Pop siguió carrera en solitario, era uno de los que participaban de aquel jolgorio mezclado con la ilusión de un Madrid nuevo que eclipsaba incluso a Nueva York, Londres y Berlín.

En Rock Ola y en  El Sol, por citar algunas de las salas más visitadas del momento, nos dábamos cita cada noche los noctámbulos felices, sin la preocupante represión de los cuerpos de policía que ya parecían formar parte de otro tiempo. Entonces se vivía en la calle con la tranquilidad que otorga la ausencia de malicia. La Gran Vía era un rastro inmenso de gente, hasta muy entrada la mañana. No quiere decir esto que no se escapara algún puñetazo, pero desde La Mala Fama hasta el “Penta”, garitos imprescindibles del momento, la risa y la creatividad se daban la mano.
Recuerdo la noche que conocí a Antonio. Era sencillo encontrarse en la madrugada madrileña con aquellos que serían reconocidos artistas  poco más tarde. Santiago Auserón tocaba una pequeña armónica al final de una fila de asientos en el Sol, mientras reprimíamos el nerviosismo producido por un desfile de faldas minúsculas.
Fue un placer y un privilegio vivir la noche de Madrid en aquellos gloriosos días, enganchado al manillar de la moto de turno, compartiendo cerveza con Los Centuriones o dando vueltas por la Castellana entre idas y venidas infinitas. Los días eran largos y también daba tiempo para inventar y trabajar. Oscar Mariné diseñaba la revista “Madrid me mata”, abriendo sus páginas a fotógrafos y dibujantes que expresábamos con libertad nuestro punto de vista gráfico. Allí, y en la Luna, compartimos páginas Alberto García Alix, Jordi Socías, Ceesepe, Javier de Juan, Miguel Trillo y otros muchos. Los que vivimos aquellos años sabemos que no quedaron reducidos a un “Voy a ser mamá” entre Almodóvar y MacNamara. Aquella época fue un punto y aparte en la cultura de la ciudad, e incluso del país, por donde se extendió pronto como un reguero de pólvora.

Ahora “disfrutamos” de un Madrid muy distinto, plagado de policías barbilampiños con acné y gafas de sol que portan armas de gran calibre, y asistimos a las ocurrencias diarias de la nueva alcaldesa, que nos regocija con el humor kitsch de sus intervenciones. Que bajo hemos caído, Antonio.

sábado, 3 de marzo de 2012

Miradas y pobreza

    Foto: Guillermo Asián 
  • La pobreza en las sociedades preindustriales: La pobreza no es algo nuevo en la historia de la humanidad. Su causa fundamental radica en la baja productividad del trabajo en las sociedades preindustriales, a lo cual hay que sumar la desigual distribución de la  riqueza y el ingreso. Vivir en una condición de premura material fue la situación normal del género humano hasta que los progresos tecnológicos de la era moderna hicieron posible, para las amplias mayorías, tener acceso a niveles de consumo, salud, educación y bienestar en general impensables en épocas anteriores. Según los cálculos del historiador económico Angus Maddison  la renta per cápita promedio en las sociedades tradicionales ha oscilado en torno a los 400/500 dólares (dólares estadounidenses de 1990 de igual poder adquisitivo) anuales por persona. Esto equivale a lo que hoy, internacionalmente, se considera la línea de pobreza extrema. Todavía para economistas clásicos como David Ricardo la pobreza, definida como un nivel de consumo que básicamente aseguraba la subsistencia, era el destino natural de las clases trabajadoras industriales. Thomas Malthus profetizó, en su célebre Ensayo sobre los principios de la población publicado en 1798, la necesaria pobreza de la gran masa de los seres humanos dada la tendencia de la humanidad a reproducirse más allá de las posibilidades de la agricultura de producir alimentos a un ritmo que igualase la rapidez del crecimiento poblacional. A mediados del siglo XIX, Karl Marx basó su pronóstico sobre la necesaria caída del capitalismo en la pauperización del proletariado industrial, hecho que él consideraba como una “ley férrea” del desarrollo capitalista. Sin embargo, ya Marx veía esta pauperización como un hecho básicamente social, determinado no por la falta de medios sino por la distribución desigual de los resultados de la producción. Es por ello que su utopía comunista, hija del optimismo tecnológico que va cundiendo durante el siglo XIX, postula la salida definitiva de la humanidad de su estado de necesidad.
  • Progreso y surgimiento de la pobreza como problema: Hasta comienzos del siglo XIX la pobreza era considerada como la norma de la vida humana, tal como lo eran las enfermedades devastadoras, la falta de educación o de libertad religiosa y política. Esta normalidad comenzó a cambiar durante la segunda mitad del siglo XIX, cuando se fue haciendo evidente que la industrialización iniciada en Gran Bretaña y luego replicada en diversas partes de Europa occidental estaba haciendo posible un significativo mejoramiento de los niveles generales de vida. Fue surgiendo así, paulatinamente, una nueva normalidad: la del bienestar como condición no sólo deseable sino también posible de la vida humana. Con ello apareció “el problema de la pobreza”, es decir, la pobreza considerada como algo atávico y anormal, una reminiscencia de épocas pasadas que debía y podía ser superada en sociedades dónde la abundancia se estaba convirtiendo en la regla.

    Foto: Guillermo Asián 

Se calcula que actualmente hay más de mil millones de personas atrapadas en la pobreza absoluta. Según el Fondo de las Naciones Unidas para las Mujeres (UNIFEM), el 70% de ellos son mujeres. Además se estima que 7 de cada 10 personas que mueren de hambre en el mundo son mujeres y niñas.
Las mujeres también son el mayor grupo entre los denominados trabajadores pobres, personas que trabajan pero que no ganan lo suficiente para salir de la pobreza absoluta. Según la Organización Mundial del Trabajo, las mujeres constituyen actualmente el 60% de los trabajadores pobres.

Cifras:
  • 100.000 personas mueren al día por hambre.
  • Cada 5 segundos un niño menor de 10 años muere por falta de alimento.
  • Más de 1.000 millones de personas viven actualmente en la pobreza extrema (menos de un dólar al día). El 70% son mujeres.
  • Más de 1.800 millones de seres humanos no tienen acceso a agua potable.
  • 1.000 millones carecen de vivienda estimable.
  • 840 millones de personas mal nutridas.
  • 200 millones son niños menores de cinco años.
  • 2.000 millones de personas padecen anemia por falta de hierro
  • 880 millones de personas no tienen acceso a servicios básicos de salud.
  • 2.000 millones de personas carecen de acceso a medicamentos esenciales.
 Fuente: Wikipedia