martes, 13 de junio de 2017

Desde mi ventana


  © Guillermo Asián.



Pablo Neruda. 20 poemas de amor y una canción desesperada.
Poema 10



Hemos perdido aun este crepúsculo. 
Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas 
mientras la noche azul caía sobre el mundo. 

He visto desde mi ventana 
la fiesta del poniente en los cerros lejanos. 

A veces como una moneda 
se encendía un pedazo de sol entre mis manos. 

Yo te recordaba con el alma apretada 
de esa tristeza que tú me conoces. 

Entonces, dónde estabas? 
Entre qué gentes? 
Diciendo qué palabras? 
Por qué se me vendrá todo el amor de golpe 
cuando me siento triste, y te siento lejana? 

Cayó el libro que siempre se toma en el crepúsculo, 
y como un perro herido rodó a mis pies mi capa. 

Siempre, siempre te alejas en las tardes 
hacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas.

MI perro en la pared

                  © Guillermo Asián.


"La grandeza de una nación y su progreso moral puede ser juzgado por la forma en que sus animales son tratados."

Gandhi.
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Cada mes de febrero, con el fin de la temporada de caza, las protectoras y refugios desbordan todas sus previsiones debido al abandono masivo de perros usados en cacerías. Estos animales han sufrido en multitud de ocasiones unas condiciones de vida lamentables y, tras dejar de ser útiles al cazador, miles de ellos son abandonados.
En España hay registrados más de 190.000 galgueros que utilizan galgos y podencos en una modalidad de caza que solamente está permitida en España , mientras que en países como Alemania, Bélgica, Escocia o Reino Unido ya ha sido prohibida. La caza con galgo es la única modalidad en la que el perro persigue a la presa y le da muerte. Para poder desarrollar este tipo de cacería los galgos deben ser sometidos a durísimos entrenamientos de resistencia y fortaleza. Los perros son atados a vehículos a motor durante horas para probar su resistencia física, en muchos casos hasta la extenuación. No es inusual que estos animales sufran accidentes en los entrenamientos con un desenlace trágico.
La vida “útil” de los galgos para cazar es de unos dos años. Cuando el animal ya no es apto para la cacería, a menudo es abandonado a su suerte y en el peor de los casos asesinado de una manera atroz: ahorcados en árboles, matados a tiros o arrojados a un pozo. Tras una miserable vida de maltrato y miedo el final de estos animales denota un ensañamiento brutal al dejar de ser útiles a los galgueros.


Mi querido Zappa, preocupado por la situación.



Relajado en el campo.