Foto de William Eggleston.
La vibrante impresión "Memphis (Triciclo)" de William Eggleston apareció por primera vez en público en 1976, como parte de una exposición de fotografía en color en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Al igual que muchas obras que marcan un punto de inflexión artística, se encontró con una buena cantidad de burlas: los críticos declararon banal su tema y su color saturado más adecuado a la publicidad, además de una composición imperdonablemente simplista. Sin embargo, estas objeciones también describieron el nuevo punto de vista de Eggleston y las razones por las que la imagen se convirtió en un clásico. La primera impresión de aproximadamente 30x40 cm, se vendió en subasta generando 350,000 dólares. El triciclo aparece oxidado por el uso, pero se representa aquí como lo más importante del mundo. Para hacer la fotografía, Eggleston se posicionó en un punto de vista incluso más bajo que el nivel del ojo del dueño del triciclo, para darnos una vista clara entre sus ruedas del sedán adulto estacionado en el estacionamiento al otro lado de la calle. Esta y muchas otras de las fotografías de Eggleston fueron realizadas en diapositiva Kodachrome, un medio popular de captación de instantáneas entre los aficionados a la fotografía en la segunda mitad del siglo XX. Muchas de esas imágenes describen directamente a las personas y los objetos comunes, enmarcados directamente en el centro de la fotografía. Los críticos que encontraron esta semejanza simplista en la imagen del triciclo de Eggleston, descartando el trabajo creativo y evocador, pasaron por alto el poder paradójico de las fotografías. Las instantáneas son resortes que abren depósitos de la memoria y desatan sentimientos en las personas sensibles. Debido a que todos tenemos recuerdos y fotografías propias, conocemos el hábito de mirarlas y de proyectarnos en los dramas y pasiones que ocultan. El color se puso a disposición del fotógrafo ordinario en los años cincuenta y sesenta; antes de eso, la fotografía se había realizado mayoritariamente en blanco y negro durante más de un siglo. Los fotógrafos que trabajaron color no solo tuvieron que dominar un nuevo medio, sino que también tuvieron que dejar a un lado a los distinguidos precedentes que los habían atraído a la fotografía. Pasarían varias décadas más antes de que desapareciera la convicción de que las fotografías serias sólo podían realizarse en blanco y negro. Eggleston, ahora con 81 años, continúa forjando un camino para los artistas que trabajan en películas en color. Un legado que comenzó con su monumental triciclo.
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