© Guillermo Asián
Dormía profundamente sobre el césped, al abrigo de las
miradas, tras unas plantas decorativas. Al principio pensé en pasar de largo
porque me pareció que de algún modo estaba invadiendo su intimidad, pero
después me dejé llevar por el impulso de hacer unas fotos de la escena que
documentaran, una vez más, la terrible situación en la que se encuentran tantas
personas que malviven en esta ciudad, cada día más deshumanizada.
Creo firmemente que las fotografías de reportaje en las que
se muestran situaciones descarnadas, por más desagradables que nos parezcan, no
dejan de ser documentos que describen fielmente la realidad, y que
desgraciadamente esa realidad no parece afectar socialmente en la medida que
debiera, provocando tanto malestar como para revelarse contra un estado de las
cosas a todas luces injusto. Igualmente sé que parte del público rechaza estas
imágenes, tachando duramente a los fotógrafos que las realizan de carroñeros
oportunistas.
He decidido publicar este primer plano porque no tengo
ninguna duda de que con ello contribuyo a renovar una larga y desatendida
llamada de atención y socorro.
Es mucho más descriptivo por la fuerza del gesto que miles de bolsas de basura flotando en el mar.
Es mucho más descriptivo por la fuerza del gesto que miles de bolsas de basura flotando en el mar.
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