jueves, 2 de noviembre de 2023

Flo


 
Intentar rememorar ahora aquellos años sería una tarea complicada por la intensidad de los hechos. Revisando el cajón de los recuerdos quedan allí en el fondo las miradas, los gestos de cuantos me acompañaron en esta inquietante carrera.
Flo ha sido el Guadiana. La presencia de un recuerdo intermitente que nunca se disipa. Nos conocimos en el barrio e hicimos buenas migas en las aceras, a golpe de cerveza y música rock. Los muchachos de clase trabajadora no teníamos referentes válidos más que en la calle. Y en el seno familiar desoíamos la prudencia de los padres, también encarcelados en el juego de un desarrollo personal viciado por una educación conservadora y represiva. Corrían los años setenta y el franquismo daba sus últimos coletazos, pero aún hacía sentir su presencia alargando sus tentáculos hasta el último rincón de cada casa.
Afortunadamente todo aquello pasó y renació el optimismo gravemente golpeado. Tuvimos la oportunidad de  curar poco a poco las heridas de un pasado donde el miedo fue el protagonista principal. Flo no vivía en el barrio, pero deambulaba por él como Pedro por su casa. Venía en cualquier momento y se apuntaba a lo que fuera. En la plaza bebíamos, reíamos y mirábamos con interés a las vecinas más jóvenes. Eran las hermanas, las primas o las amigas de los que fuimos compañeros, colegas, cómplices en la huida hacia un presente que ya no será jamás un pasado de luces. Me pregunto qué habrá sido de ellas..., de ellos...

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