Foto: © Guillermo Asián
"Tiene que quererme así, no voy a cambiar. Soy fuerte y puedo intimidar porque amarme sin desfallecer es complicado"
Eso dijo...
martes, 26 de noviembre de 2013
lunes, 11 de noviembre de 2013
Zapatos de tacón alto
Carlos Suárez, diseñador de zapatos. Foto © Guillermo Asián
Zapatos de tacón alto.
Por generaciones han sido el símbolo de la feminidad y
el glamour. Sin embargo, un par de zapatos con tacones fue alguna vez
un accesorio esencial y exclusivo para hombres. Hermoso, provocativo y sexy, el tacón alto
quizás represente eso y más, pero incluso sus más fervientes seguidores
no pueden argumentar que son prácticos. No son buenos para caminar o para conducir. Se quedan atascados en rendijas. Las mujeres con tacones tienen
que permanecer lejos del césped, del hielo, de las aceras de ladrillos y del
mármol pulido. Además, no son cómodos. Casi se puede decir que no fueron diseñados para caminar. Es más, originalmente no fueron hechos para eso.
"Los zapatos de tacón fueron usados por siglos
en el Medio Oriente como el calzado para los jinetes", asegura Elizabeth
Semmelhack del Museo Bata Sho, en Toronto.
Una buena equitación era esencial en los estilos de combate en Persia. "Cuando los soldados se aferraban a sus
estribos, el tacón ayudaba a sujetarse al caballo y así poder disparar
sus flechas con más precisión", dice Semmelhack.
Al final del siglo XVI, el Shah Abbas I tenía la
caballería más grande del mundo. El monarca deseaba establecer lazos
con gobernantes en Europa Occidental con el fin de tener aliados a la
hora de enfrentar a su mayor enemigo, el Imperio Otomano. De esta manera, en 1599 Abbas envió su primera
misión diplomática a Europa, específicamente a las cortes de Rusia,
Noruega, Alemania y España.
El tacón en Europa
Una ola de interés en todo lo que tenía que ver
con Persia inundó entonces Europa Occidental. Los zapatos al estilo
persa fueron adoptados con mucho entusiasmo por aristócratas que
buscaron tener una apariencia viril, una masculinidad que de repente
sólo podía alcanzarse calzando zapatos de tacón.
Cuando los zapatos de tacón llegaron a las
clases más bajas, la aristocracia respondió aumentando dramáticamente la
altura de sus zapatos, con lo que nació entonces el zapato de tacón
alto.
En las calles empedradas y llenas de barro de la
Europa del siglo XVII estos nuevos zapatos no tenían ningún valor, pero
ese era justamente el punto. "Una de las mejores maneras de tener estatus
social era a través de costumbres no prácticas", dice Semmelhack,
agregando que la clase alta siempre usó ropa poco práctica, incómoda y
lujosa para anunciar su estatus privilegiado.
"No eran la clase trabajadora y no tenían que caminar muy lejos".
Cuando hablamos de los más notables
coleccionistas de zapatos de la historia, la Imelda Marcos de esos días
era indiscutiblemente Luis XIV de Francia.
Para ser un gran rey, era muy bajo. Sólo 1,63 metros de altura. Mejoraba su altura agregando 10 centímetros con sus zapatos de tacones, muchas veces decorados con escenas de batallas.
Los tacones y las suelas siempre eran de color
rojo, el teñido era caro y representaba un tono marcial. La moda
rápidamente pasó a la Gran Bretaña y al rey Carlos II de Inglaterra en
su coronación en 1661 se le representa calzando un enorme par de color rojo, con
tacones estilo francés pese a que él medía 1,85 metros sin ellos.
En la década de 1670, Luis XIV firmó un edicto
donde solo los miembros de su corte podían calzar zapatos con tacones
rojos. Pero en la práctica, la alta sociedad calzaba zapatos de tacón
no autorizados e imitaciones.
Pese a que los hombres europeos fueron los
primeros que sintieron atracción por los tacones, debido a su conexión
con Persia y a la masculinidad que eso generaba. Las mujeres pronto quisieron
adoptar este elemento del vestuario de los hombres, e hicieron que rápidamente
se extendiera entre ellas y los niños.
La moda llega a las mujeres
"En la década de 1630 tenías a mujeres con el pelo corto y charreteras", afirma Semmelhack.
"Fumaban pipa y llevaban sombreros que tenían
diseños muy masculinos. Es por esta razón que adoptaron los zapatos de
tacón en un esfuerzo por masculinizar su vestuario".
Desde ese momento la clase alta europea adoptó
una moda de zapatos unisex hasta el final del siglo XVII, cuando las
cosas comenzaron a cambiar otra vez. "En ese momento comienzas a ver un cambio en los
tacones", indica Helen Persson, curadora en el Museo de Alberto y
Victoria de Londres.
"Los hombres comenzaron a usar tacones más
cuadrados, robustos y bajos, mientras que los de las mujeres eran más finos y curvos".
La zona de los dedos en los zapatos de las
mujeres estaba cubierta en la mayoría de los casos, por lo que cuando
aparecían debajo de la falda, los pies lucían pequeños y delicados.
Años después cuando explotó el movimiento
intelectual de la Ilustración, llegó un nuevo respeto por lo racional y
lo utilitario y un énfasis más importante en la educación que en los
privilegios. La moda masculina giró hacia una ropa más práctica. En
Inglaterra, la aristocracia comenzó a vestir ropa sencilla vinculada al
trabajo. Fue el inicio de lo que ha sido denominado como
la Renuncia del Gran Macho, lo que se tradujo en el abandono del uso de
joyas, colores brillantes y telas ostentosas. Se popularizaba una moda de
colores oscuros, sobrios y homogéneos. La ropa de los hombres no
funcionaba ya para definir una clase social y cuando estas fronteras
entre clases comenzaron a ser más tenues en lo que respecta a la moda,
las diferencias entre los sexos comenzaron a ser más pronunciadas. "Comenzó la discusión sobre cómo los hombres,
independientemente de su clase, podían convertirse en ciudadanos a
través de la educación", explica Semmelhack.
"Las mujeres, en contraste, eran vistas más
emocionales, sentimentales y poco educadas. El deseo femenino comenzó a
construirse en términos de moda irracional y los tacones altos -una vez
separados de su función en la equitación- se convirtieron en un ejemplo
típico de la moda poco práctica".
Los tacones altos eran vistos como tontos y afeminados. Para 1740 los hombres ya habían dejado de usarlos.
En el momento en que los tacones volvieron
usarse en la mitad del siglo XIX, la fotografía comenzó a cambiar la
manera en que la moda y la mujer se veía a sí misma. Los que trabajaban en la pornografía fueron los
primeros en usar la nueva tecnología, tomando fotos de mujeres desnudas
para postales, donde las modelos posaban en posiciones que recordaban a
los desnudos clásicos, pero calzando tacones altos de la edad moderna.
Elizabeth Semmelhack cree que esta asociación con la pornografía convirtió a los tacones altos en accesorios eróticos para las mujeres. En la década de 1960 regresó el tacón bajo a las botas, y en los 70 los hombres lucieron zapatos de plataforma. La época en la que el sexo masculino caminaba de puntillas parece haber quedado atrás. ¿Regresaremos a esa era en la que calzaban tacones altos de colores? "Absolutamente", asegura Semmelhack.
Elizabeth Semmelhack cree que esta asociación con la pornografía convirtió a los tacones altos en accesorios eróticos para las mujeres. En la década de 1960 regresó el tacón bajo a las botas, y en los 70 los hombres lucieron zapatos de plataforma. La época en la que el sexo masculino caminaba de puntillas parece haber quedado atrás. ¿Regresaremos a esa era en la que calzaban tacones altos de colores? "Absolutamente", asegura Semmelhack.
Dice que no hay razón que frene que los tacones
altos adquieran nuevos significados. Pero asevera que para que eso
ocurra, primero debe darse una verdadera igualdad de géneros.
Charo Pascual
Foto: © Guillermo Asián
Charo Pascual
Charo Pascual
....la ex presentadora de los espacios meteorológicos de TVE, ha
ingresado en un convento de Londres con el objetivo de llevar una vida
espiritual durante los próximos años y tras sentirse "harta de todo" y
fracasar en su intento de ir a Somalia con ayuda humanitaria. Pascual
asegura que se va a un convento de monjas porque "la vida no me gusta,
no hay nada que me estimule, no encuentro el amor, no encuentro
absolutamente nada que justifique mi vida terrena". Así lo confiesa en
una entrevista que publica esta semana la revista Lecturas, y
en la que Charo Pascual revela que, a pesar de que para residir en el
convento tendrá que pagar, está decidida a vivir allí con los miserables
y comer gachas todos los días. "¡Lo que es la vida!", afirma. "Antes
desayunaba ostras y ahora las he cambiado por las gachas. Las ostras me
encantaban y las gachas me ponen triste". Pascual, que publicó el pasado
año el libro Sedúceme otra vez, sobre las relaciones amorosas,
y que, según revela, 'Túe como mi último grito" de socorro, dice que en
el convento piensa dedicarse "a pensar. Me llevo un montón de libros de
filosofía, de san Juan de la Cruz". La mujer del tiempo
añade que ha elegido un convento inglés porque "en Londres no me conoce
nadie", y así nadie la molestará, y, por otra parte, "la cultura
inglesa es la más sensata y ' la que menos hiere", frente a la latina,
que "me pone de los nervios". Charo Pascual, que se considera una
persona muy espiritual, dice que ha dimitido de su trabajo en Radio
Naciónal de España, del programa que realizaba con Constantino Romero.
Archivo del periódico "El País". 16 de enero de 1993
Archivo del periódico "El País". 16 de enero de 1993
Suscribirse a:
Entradas (Atom)