© Guillermo Asián
Antonio López se formó en un principio junto
a su tío Antonio López Torres, también pintor. Si bien, técnicamente podría considerarse como
hiperrealista, la magia lumínica, heredada de Velázquez o Zurbarán, que
impregna sus composiciones, le aparta de esta corriente, conformándolo
como un autor único, simbólico y enigmático para el que el proceso
pictórico es de tanta importancia como la obra terminada. Esto se
pone de manifiesto en el film de Víctor Erice “El Sol del Membrillo”,
en el cual Antonio López reflexiona sobre el objeto pictórico, la
actividad artesanal y creativa y su constante preocupación sobre el paso
del tiempo. Destacan sus crónicas familiares, a modo de retratos o bodegones y sus vistas panorámicas de Madrid. En
junio de 1961 inauguró su primera exposición individual, en la Galería
Biosca de Madrid, y, en 1993 el Centro de Arte Reina Sofía de Madrid
realizó su exposición antológica más completa.
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