miércoles, 22 de noviembre de 2017

Me diste...

     © Guillermo Asián 

Quizá la más querida
Julio Cortázar.


Me diste la intemperie,
la leve sombra de tu mano
pasando por mi cara.
Me diste el frío, la distancia,
el amargo café de medianoche
entre mesas vacías.



Preludio a un texto en prosa
Julio Cortázar.


Venir de alguna parte que no es parte de ninguna, del cuarto lado de ese triángulo que forman las dos cervezas y la chica rubia, en este pub de Chelsea. Simplemente: queremos tanto a Glenda. 
Las papas fritas huelen a pescado y el pescado no huele: esquives y situaciones, estas líneas, el barman pelirrojo y los Pink Floyd, cada cosa desplaza lo vecino, lo empuja a pulirse y brillar como el niño que brota de mujer. Pero no hay como, aquí: las cosas son lo que son porque son otras. 
Sólo sé que respiro, y que queremos tanto a Glenda.

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