"Tom estaba en el pasillo, medio desnudo, atizándole a aquel perro con una barra"
Fragmento de la entrevista que hace J.L. Fernández a Chuck E. Weiss en la revista española Popular 1. Fotografías extraídas de la Tom Waits Library.
Para
los que hemos seguido a Tom Waits desde hace años, cuando casi nadie le
conocía, es sorprendente verle acaparando titulares y coronando los charts.
"Es
un ejemplo perfecto. Y además ahora está grabando música muy personal.
Pero ha demostrado que si tienes talento, aunque grabes música
retorcida, primitiva... ese talento va a ser reconocido, precisamente
porque ofreces algo radicalmente diferente y valioso. Es una ley de
mercado básica".
¿Estáis en contacto?
"Sí, solemos llamarnos. Sigue siendo uno de mis mejores amigos".
¿Qué opinas de su disco triple, Orphans?
Es alucinante, todos esperábamos una buena recopilación de rarezas,
pero es que son realmente tres discos con su propia personalidad, y me
atrevería a decir que están a la altura de su mejor material, que es
decir mucho.
"Todo lo que hace
Tom es
magistral. No sabes cómo se implica en cada pequeño paso de su carrera.
Es increíble. Él no se conforma con recopilar caras b y temas sueltos,
necesita darles a los fans un concepto, ese 'algo' que muy pocos
artistas tienen y que hacen que te conviertas en seguidor suyo al
instante. Fíjate en
Orphans, he hablado con mucha gente sobre el disco, también con
Tom, y nadie logra ponerse de acuerdo en cuál es el mejor de los tres.
Tom se identifica más con
Bastards, porque está en una etapa muy experimental, pero a mí me gusta más
Brawlers, que es más Rhythm and Blues. Se lo dije cuando escuché el álbum: el primer disco de
Orphans,
Brawlers, me parece el mejor disco de
Tom Waits".
¿El mejor? ¿En serio?
"Lo
mantengo. No imagino ninguna de esas canciones sonando en la radio,
pero son tan fantásticas que hacen que se venda solo, lo ha comprado
muchísima gente, por eso es un ejemplo del poder que tiene la buena
música, aunque no sea lo que se dice comercial. Ese CD, separado de los
otros dos, me parece perfecto".
Ya que hablamos de Tom Waits, durante años fuiste una especie de leyenda underground
vinculada a su etapa 70's, en especial a los días salvajes en los que
vivíais en el Hotel Tropicana. ¿Te has sentido molesto alguna vez por
ser conocido debido a tu amistad con Waits, más que gracias a tus
propios logros?
"No, no. De hecho nunca le di importancia.
Somos amigos y ser considerado una leyenda por sus fans... no sé, yo
seguía a lo mío, nunca fui consciente de ese supuesto status por ser
amigo suyo. Mi realidad siempre fue otra, no la de los medios ni la de
los fans de
Tom Waits".
Ya, pero ten en cuenta que cuando grabaste Extremely Cool,
Waits fue la razón de que el disco tuviese una acogida tan generosa,
más que nada porque no habíamos escuchado nada tuyo anteriormente, y
existía una gran curiosidad.
"No me entiendas mal. Yo le estoy enormemente agradecido a
Tom,
pero no por ser parte de su vida en los inicios de su carrera, o porque
sus seguidores me consideren una leyenda. Mi agradecimiento a
Tom es directamente personal, porque siempre he contado con su amistad, y porque él y su mujer
Kathleen se empeñaron en meterme en el estudio y grabar ese álbum, y porque
Tom
me dio la garantía de que él mismo ejercería de productor. Fue genial
reencontrarnos, volver a trabajar juntos y hacer ese disco. Me gusta
mucho cómo quedó nuestro dueto
It Rains On Me, fue muy emocionante. Y claro está, no esperaba tener una respuesta como la que tuvimos con
Extremely Cool. De haber sido un fracaso, es posible que no me plantease seguir haciendo discos. Fue una sorpresa también para
Tom".
Durante
vuestras correrías en los 70. ¿Tom era un amigo músico más o ya te
dabas cuenta de que estabas ante uno de los más brillantes songwriters de tu tiempo?
"¿Sabes? Con
Tom
siempre lo tuve muy claro. Era mejor que cualquier otro. Quiero decir,
todos los artistas luchábamos por hacernos un hueco en los clubs, nos
conocíamos, existía esa rivalidad, sana, por llamarla de alguna manera.
Pero lo de
Tom era algo diferente. Tenía ese gancho
como intérprete, era puro espectáculo, y uno tenía la sensación de que
podía escribir una canción tocando cualquier estilo, cualquier temática,
y sería una canción fantástica. En sus canciones había drama,
melancolía, desesperación, pero también mucho humor. Le rodeaba lo mismo
que al resto, pero le inspiraba de distinta manera. No sé exactamente
cómo lo hace, pero está claro que es un narrador único, que puede
hacerte saltar de uno de esos sentimientos a otro entre canción y
canción. Así que no, no me sorprende ver cómo ha triunfado en el mundo
de la música. Es una cuestión de talento, simplemente se lo merece".
Se
habla mucho de aquellos días que pasaste junto a él en los 70. El
Tropicana, el Troubadour, Rickie Lee Jones, alcohol... seguro que tienes
muchas historias de esa época.
"Tengo muy buenos recuerdos,
claro. Se han dicho y escrito muchas cosas sobre esos años en concreto,
pero imagino que tendrías que preguntarle al propio
Tom por muchas de ellas. Ya ha pasado mucho tiempo, muchas ni consigo recordarlas".
Cuéntanos alguna.
"Yo vivía en el hotel Tropicana, en West Hollywood, en una pequeña habitación justo debajo de la que ocupaba
Tom. Conocíamos a un tipo que se llamaba
Sparky.
Sparky Porter. Era un buen amigo y solía pasarse a veces a visitarnos. Pues una noche escuché a
Sparky
llamando a mi puerta a las cuatro de la mañana, pegando gritos y
despertando a medio hotel. Yo estaba totalmente desconcertado, tío,
pensaba '¿se puede saber qué diablos quiere a estas horas?'. Empecé a
gritarle que si estaba loco o qué, despertándome a las tantas de la
madrugada. Y él gritaba 'Ayúdame, no puedo explicártelo ahora. Ayúdame,
abre la puerta'. Abrí y vi a mi amigo siendo arrastrado por un perro
enorme por todo el pasillo. ¡El perro intentaba montarlo! (Risas) Y
Tom
estaba en el pasillo, medio desnudo, atizándole a aquel perro con una
barra para quitarlo de encima de mi amigo. Es una historia de la que aún
hablamos
Tom y yo las últimas veces que nos vimos, fue una de las situaciones más absurdas que he vivido".
Se
dice que durante la estancia en el Tropicana, Tom tenía su nevera llena
de llaves inglesas y herramientas. Siempre he tenido curiosidad por
saber si era cierto.
"¿Herramientas? ¡Es posible! Lo que puedo asegurarte es que no había comida en aquella nevera". (Risas)
Su
novia por aquel entonces, la cantante Rickie Lee Jones, vivía también
en el hotel con vosotros. Sin ir más lejos, escribió un tema sobre ti, Chuck E's in Love, que se convirtió en un gran hit. ¿Cuál es la historia detrás de esa canción?
"Bueno,
no puedo hablar por ella, pero creo que reflejaba la simpatía que
sentía por mi. No consigo recordar muy bien la letra, pero era algo así
como que yo de repente abandonaba mi
look de tipo bohemio y
descuidado, y empezaba a arreglarme, y todos creían que era porque había
encontrado una chica e iba a casarme (risas). No lo recuerdo bien,
éramos amigos y hacíamos ese tipo de bromas constantemente".
Tenemos la imagen del Tropicana como un albergue para la crème de la crème
de la bohemia artística y la contracultura de esos años. Además de
vosotros, tengo entendido que estaba habitado por un montón de
celebridades. ¿Qué tipo de gente se alojaba allí?
"Visto hoy en día podríamos hablar de una mezcla de poetas,
beats,
artistas contraculturales y bohemios de toda clase. Y todo tipo de
gente inquietante y peligrosa. Para que te hagas una idea, recuerdo ver
por allí a
Nico, la musa de la
Velvet Underground, a
Sam Shepard, los
Dead Boys,
Blondie...
y artistas underground, cantautores fracasados, y por supuesto
proxenetas, traficantes de todo tipo... pero una vez vivías allí era
agradable, aprendías lo que era la convivencia con gente diferente".
¿Por qué os fuisteis a vivir a un sitio como ese?
"En
mi caso, fue únicamente porque me gustaba el restaurante. Se llamaba
Dukes y la comida era bastante buena, y muy barata. Además me encantaba
la atmósfera de aquel lugar, y me encontré recién llegado a L.A.,
conduciendo cada día para comer en la cafetería del Tropicana, así que
pensé, '¿por qué no me vengo a vivir aquí?' (Risas). Unos meses más
tarde
Tom también decidió mudarse al Tropicana. El
alquiler era también muy asequible, y para gente como nosotros estaba
bien. Cuando llegamos no conocíamos a nadie allí, ¡y la primera
impresión fue que era un lugar con gente muy amigable!".
Tu presencia en los primeros álbumes de Tom Waits es también notoria. en el caso de Spare Parts I & II, del álbum Nighthawks at the Diner, apareces como co-compositor. Es uno de los pocos casos donde Waits no firma en solitario. ¿Cuál fue el origen de esa canción?
"La compusimos juntos, antes de que el álbum tomase forma. Yo sabía que Tom
estaba preparando un álbum en directo y que quería canciones nuevas,
así que le ayudé con la melodía y después él añadió las letras, que
eran, como el propio título de la canción indica, fragmentos distintos
de cosas que habíamos escrito juntos. Tom los unió y los convirtió en una canción".
En su siguiente disco, Small Change, te nombra en un tema, y apareces en el subtítulo de Jitterbug Boy. La leyenda dice que el protagonista de la canción estaba inspirado en ti."Parcialmente inspirado en mí, y también en otro amigo nuestro que se llamaba Robert Marchese. La letra del tema está llena de bromas privadas".
Chuck E. Weiss acaba de publicar el disco 23rd and Stout.